Parque Natural de la Serranía de Cuenca
Día 1 Chorreras de Enguídanos
¿Tienes unos días libres? ¿Una nueva ocasión para evadirte del mundanal ruido y la rutina diaria? Te proponemos esta escapada por los parajes del Parque Natural de la Serranía de Cuenca y sus alrededores.
Dentro de los lugares de interés no situados propiamente dentro de los límites de protección de este Parque Natural, os proponemos las Chorreras de Enguídanos. Una serie de bonitas e interesantes pozas y cascadas que se sobreponen en un tajo abierto por el río Cabriel en una zona a caballo entre la llana Manchuela y las primeras estribaciones del Sistema Ibérico.
Su visita está completamente recomendada tanto para un relajante baño en sus frescas aguas, como para realizar una ruta senderista por sus cercanías.
Pero su inminente regularización de acceso debido a los excesos turísticos, sobre todo en época estival, nos obliga a realizar una pequeña modificación en su visita que, lejos de perjudicarlo, beneficia a la escapada.
Todo se soluciona dejando la furgo en la zona denominada La Playeta, junto a la represa de La Lastra, situada entre Enguídanos y las propias chorreras (carretera CU-5014). Allí mismo puedes hacer noche con un aparcamiento mucho más accesible.
Es un lugar ideal también para el baño con precaución. Con fecha 1 de mayo estuvimos solos en el lugar.
A la mañana siguiente tendrás la opción de aproximarte andando desde este mismo lugar (3+3km), cruzando el dique de la misma represa de La Lastra, o acercarte con la furgo a la base de las chorreras donde el parking es más escaso pero que a primeras horas no hay problema.
Nosotros al ser pronto (9:00 am) optamos por la segunda opción y no tuvimos problemas para aparcar.
La ruta se inicia junto a un edificio en abandono y unas casas que parecen rehabilitadas donde una iglesia nos hace pensar que tiempo atrás hubo más vida en el lugar.
Nos dirigiremos por la vertiente derecha del cauce (dejando el río a nuestra derecha) y empezamos a disfrutar de las imponentes caídas de agua. Una tras otra, cual parque acuático natural. Cuando nosotros fuimos, la temperatura no acompañaba al baño, pero no nos importaba. Era tal la belleza que con ello nos dábamos por satisfechos.
Seguimos el curso aguas arriba según indicaba el GPS (es recomendable llevarlo, pero no imprescincible). El camino parece desaparecer, pero hay que hacer una zona un poco empinada para seguir nuestro camino. No es el trazado oficial y no encontraremos señalización alguna. Los senderos sobre la vegetación, el GPS y la intuición nos guiarán por el camino correcto. No habrá pérdida; a la izquierda un acantilado y a la derecha el curso del agua, solo debemos seguir entre ambos accidentes geográficos.
Llegaremos a un punto donde deberemos extremar la precaución. Un tramo expuesto con un peligro significativo nos obligará a ponernos en alerta. Es justo un recodo que el río realiza, presentándonos una perspectiva espectacular. Donde, insisto, debemos tener mucho cuidado.
Pasado este complejo paso, al poco, el sendero desemboca en una pista que nos dirige directos a una pista asfaltada que hace las veces de canal del pequeño embalse de Víllora.
Estamos en el punto más alejado y queda volver por el camino oficial. Más adecentado y seguro que la primera mitad del recorrido.
La vuelta es mucho más rápida y tanquila. Menos expuesta y algo más alejada del cauce, pero compensado con un par de miradores que bien merecen la pena nuestra atención.
El descenso hacia el inicio nos introduce en unas casas abandonadas y al llegar a la altura del cauce haremos un pequeño vadeo para volver al punto inicial (en la época que fuimos nos llegaba a la altura de los gemelos).
Un final refrescante que agradecieron nuestros pies, después de casi 9 km de marcha por este espectacular enclave.
*Si hubiésemos dejado la furgo en La Playeta, no sería necesario este vadeo. El paso a la otra vertiente se realizaría sobre el dique de La Lastra.
Tras unas dos horas y media de paseo, el aspecto del parking había cambiado por completo. La zona comenzaba a llenarse de gente. Momento que aprovechamos para despedirnos y seguir nuestro camino.
Día 2 Nacimiento del río Cuervo
El siguiente objetivo es el nacimiento del río Cuervo. Y la ruta a seguir en carretera la siguiente: Cardenete – Carboneras – Cañete (interesante para visitar en otra ocasión) – Huerta del Marquesado.
Aquí en la Comarca del Marquesado, la carretera es muy peculiar, estrecha, angosta, retorcida… Como si de un camino asfaltado se tratase. Perfecta para disfrutar de la conducción. Y si además comienza a nevar de improvisto como nos sucedió a nosotros, le damos un punto perfecto al viaje. Estamos entrando oficialmente en la Serranía Conquense. Pero antes, podemos hacer una parada y disfrutar de la bucólica Reserva Natural de la Laguna del Marquesado, por la que transitaremos en este bonito trayecto.
Tras concluir el paso por este bonito paraje, llegamos a Valdemeca y posteriormente al desvío de Tragacete/Uña.
Te aconsejo que, si vas con tiempo, te desvíes hacia Uña para ver su laguna y tomar una cerveza en uno de sus bares. Un piscolabis y vuelta para atrás a retomar el desvío en busca de la localidad de Tragacete.
Podremos llegar a Vega de Codorno, pero otra opción es estacionar la furgo justo enfrente del mismo desvío al Nacimiento del Río Cuervo. Allí existen restaurantes donde comer. (Pk 60 de la CM-2106)
Desde aquí nacen varias rutas senderistas: una muy sencilla que visita los alrededores del nacimiento y otra más compleja que asciende hasta el Cerro de San Felipe.
Como no me puedo estar quieto, en un momento en el que el sol pudo con la tormenta, salí de la furgo para inspeccionar la ruta el Cerro de San Felipe para el día siguiente pero… debido a estas inesperadas nevadas, necesitaríamos raquetas y no disponíamos de ellas.
Así que, por descarte, la ruta de la que os puedo hablar es la del nacimiento del río Cuervo. Una ruta corta con acceso para personas de movilidad reducida. Pero se puede ampliar ascendiendo por su cascada y posteriormente continuando con un paseo circular bien indicado con hitos.
Día 3 Nacimiento del río Júcar
Si se da la imposibilidad de realizar la ruta de San Felipe (que asciende a 1.838m), proponemos otra similar en la misma zona.
En este caso tocará desplazarse hacia la cercana Tragacete y buscar el desvío hacía el albergue San Blas, desde donde parte la salida de la ruta del nacimiento del río Júcar.
A la altura de un albergue dejamos el coche, de camino allí, una bella cascada llama nuestra atención.
Ya con las botas puestas, los tres primeros kms son por una pista ancha y adecentada incluso para el tráfico de vehículos. Pero que en las condiciones de las lluvias y nevadas, solo es compatible para todoterrenos.
Unos kms que sirven de calentamiento a las piernas antes de llegar al Estrecho del Infierno, allí una pancarta inforativa nos indica de su cauce dependiendo de la época del año. En nuestro caso, invierno/primavera, era posible que el cauce coincidiese con el mismo paso del camino por lo que disponíamos de dos opciones: mojarnos los pies o ir saltando de piedra en piedra en busca del camino más idóneo (en otoño/verano el cauce circula bajo las piedras)
Es un sector curioso y divertido que poco más adelante cambia por completo encauzándose por regueros mientras que el camino transcurre paralelo entre pinos y pequeños prados.
La nieve amenazaba con precipitación pero respetó durante los cinco km de ascenso hasta el punto final. Siempre debemos tener máximo respeto a la montaña.
Un tramo pedregoso puede complicar el paso, pero también da un punto divertido al momento, tras él un extenso prado recauda las aguas de lo que es el inicio del río Júcar. Nada que ver con su hermano del día anterior. Ni cartel, ni fuente. Nada. Tocará ahora descender por el mismo camino, pero antes, podemos cruzar la línea imaginaria que separa los dos parques naturales de la zona; el de la Serranía del Cuenca y el del Alto Tajo.
Tras la ruta nos ponemos al volante para ascender el puerto de El Cubillo (CU-9161) y cruzar a la vertiente del río más largo de la península. Allí en esa misma carretera encontraremos el monumento al nacimiento del río Tajo, que 1.007 km después de este lugar cede sus aguas al Atlántico en Lisboa. Un simple reguero. Nada particular ni bonito, solo el lugar de ese nacimiento de un río que a los toledanos nos tiene ganado el corazón.
Un poco defraudados por el lugar, nos metimos en la furgo en busca de la bella localidad de Albarracín.
Día 4 Albarracín, vuelta a casa…
De camino a Albarracín, descubrimos el puebo de Calomarde donde una ruta por una bonita hoz del río Berro hace las delicias turísticas de esta pequeña localidad.
Albarracín es chiquitito, escarpado, laberíntico. Con callejuelas que invitan a perderse entre sus fachadas de un color ocre característico. Podemos subir a su castillo o bajar al bonito paseo que acompaña al río Guadalviar. Cualquiera de las opciones serán acertadas para un tranquilo paseo por esta bella localidad.
Tocaba hacer las maletas y volver a casa. Una fuerte nevada nos despide de estos montes Universales que nos han resultado tan desconocidos como interesantes. Un acertado lugar para dedicarle un merecido tiempo de ocio.