Playa Andrín, costa este Aturiana.
CAMPER,  SENDERISMO

Picos de Europa: Recorriendo los pasos de la Reconquista.

No soy de los que gusten visitar zonas ya conocidas. Pero hay excepciones. Nuestro norte peninsular es todo un paraíso natural en cualquiera de las cuatro comunidades que lo componen y acompañan a la costa cantábrica.

En esta ocasión hemos concentrado nuestra atención en el Parque Nacional de los Picos de Europa. Primera zona natural protegida en España, desde el año 1918, con el nombre de Parque Nacional de las Montañas de Covadonga.
Montañas que guardan tanta riqueza natural como histórica. Lugar sagrado para los astures, donde su rey Don Pelayo inició la Reconquista cristiana ante los musulmanes.
Picos de Europa
Picos de Europa

Decía un amigo ovetense que en los colegios asturianos instruían a sus discentes grabando a fuego en sus memorias que «España es Asturias, y lo demás es terreno conquistado». Cierto, desde el punto de vista que fue uno de los pocos reductos peninsulares que jamás fueron tomados por los musulmanes en sus más de 700 años en nuestras tierras.

(Archivo con los lugares visitados)

Fue aquí, en estas agrestes, retorcidas y puntiagudas montañas donde la invasión islámica llegó a su fin. Siendo obligados a retroceder hacia tierras cántabras en busca de la meseta, por los mismos pasos que hoy componen el GR-202, «Ruta de la Reconquista»
Aquí os presento nuestra particular ruta de la Reconquista por tierras astures y cántabras:

Día 1: Acomodación y visita de algunas playas con carácter propio.

Llegamos al norte con el tiempo justo para visitar algunas playas con carácter propio (que os propondremos en la próxima semana en un especial playas asturianas). Realmente, nuestro destino final era el Arenal de Moris en Caravía. Previa botella de sidra en su núcleo urbano. Después, acondicionamiento del coche, cena en uno de sus bancos acondicionados y a disfrutar de unas vistas impagables. Había que descansar de cara los días programados.

Arenal de Morís.
Arenal de Morís.

Día 2: Mirador del Fito, río Sella y lagos de Covadonga.

Tras la bonita noche en el Arenal de Moris y un relajante desayuno en Caravía; nos disponemos a visitar el Mirador del Fito.

El mero hecho de conducir por estas serpenteantes carreteras, casi conquistadas por la vegetación redundante es ya un disfrute intrínseco para la vista. Y si te atreves a bajar las ventanillas para que el aire fresco acaricie tu cara y que el coche sea invadido por el olor a eucalipto o heno; lo convierte en un viaje perfecto.
Picos de Europa
Picos de Europa
Tanto se disfruta de conducir por estos caminos, que da igual si llegas a tu objetivo y las vistas están ocultas bajo las nubes. Hay que ser consciente de que es algo muy habitual.
En el Mirador del Fito puedes disfrutar de las vistas del horizonte recortado y revulsivo que componen los Picos de Europa; y a la vez del rectilíneo y pausado horizonte marítimo del Cantábrico.
En esta ocasión no pudo ser.
Mirador del Fito
Mirador del Fito
La bajada hasta Arriondas continuamos con el placer que ofrece este viaje en sí mismo. Pronto llegamos a la nave de Jaire Aventuras donde días previos reservamos nuestra canoa para descender el río Sella. Es la única empresa que permite el acceso a perros en sus embarcaciones.
Descenso del Sella con acompañantes especiales.
Descenso del Sella con acompañantes especiales.
La aventura de descender el río es tan relajado como aventurero. Son 15km (que puedes acortar a 7 ó 10) dejándose llevar aguas abajo. Unas leves nociones son suficientes para dirigir la canoa. Bote estanco con picnic y para guardar tus pertenencias.
Momentos de relajación sobre la canoa.
Momentos de relajación sobre la canoa.
La aventura está en puntos concretos. Los rápidos. Meandros donde el agua toma cierta velocidad, siendo momentos de liviana tensión donde en el peor de los casos la embarcación pueda volcar y te refresques por obligación.
Diferentes chiringuitos salpican las orillas del cauce pudiendo detener y tomar alguna cervecita o sidrina mientras descansas los brazos de remar.
Paradas necesarias.
Paradas necesarias.
Hacer 15km está bien, pero los últimos 5km son más de lo mismo, y no te pierdes nada. Por lo que si tienes la opción de escapar en la salida previa a la final, hazlo.
Un coche de la empresa te llevará de camino a sus instalaciones.
Tras la ducha. La segunda parte del día consistía en subir hasta los Lagos de Covadonga y hacer una leve ruta a pie por sus lagos.
En temporada alta es obligatorio dejar el coche en uno de los cuatro que hay en Cangas de Onís y subir en autobús. Pero no fue nuestro caso y pudimos subir con nuestro propio auto hasta el parking de la Buferrera.

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Una vez arriba iniciamos el paseo que es un rodeo íntegro al Pico de Mosquital. A sus pies se sitúan los tres lagos. Sí, tres.
El primero en divisar es el lago Enol, y para acceder al segundo debemos salvar un paso peatonal que asciende hasta la morrena glaciar para regalarnos unas impresionantes vistas del segundo lago, el Lago Ercina.
Lago Ercina.
Lago Ercina.
Descendemos por el paso adecentado para seguir las indicaciones del PR-PE-02. Un sendero que deja a la izquierda de nuestro paso el lago y lo bordea de principio a fin.
En el caserío de Las Reblagas nos despediremos de este segundo lago para seguir nuestro camino por un piso más pedregoso hasta un nuevo caserío, El Bricial. Caserío que da nombre al tercer lago. Estacionario, sí. Pero de situación evidente.
Las Reblagas.
Las Reblagas.
Abajo a la izquierda de nuestro camino una vega verde marca con evidencia la cuna de un lago que resurge en la época de deshielo o grandes tormentas.
Siguiendo las marcas llegaremos a un hito que bifurca el camino. Es aconsejable tomar el tramo hacia el Hayedo de Palomeru que nos introduce en un denso bosque con carácter mágico.
Hayedo de Palomeru
Hayedo de Palomeru
Pronto saldremos a la pista forestal que nos devuelve a la realidad. Grandes prados y amplitud. Estamos en la vega del Enol, presidida por su pequeña capilla.
Definitivamente habremos llegado al primer lago con dos opciones para llegar al destino, situado al otro lado de este gran lago.
Capilla de Enol
Capilla de Enol
Por su margen izquierda siguiendo la pista en un primer momento y después un sendero paralelo a la carretera. Fácil, pero menos bonito que la segunda opción.
Nosotros optamos por tomar la orilla opuesta hasta un atajo que parece imposible ya que la piedra rocosa de la montaña parece impedir el camino. Buscando bien las marcas de los excursionistas, hay un acceso escondido y adecentado con piedras que permiten un peculiar paso «sobre el agua y bajo la roca».
Paso divertido en el Lago Enol
Paso divertido en el Lago Enol
El resto será seguir el sendero dejando siempre el lago a nuestra izquierda.
Un camino de un par de horas, más paradas, que nos deja con un buen sabor de boca y con la sensación de haber aprovechado por completo el día.
En el descenso en coche, dos breves paradas.
La primera para divisar desde las alturas las bellas vistas que ofrece el Mirador de la Reina. Merece la pena para unos minutos y evadirte de todo lo que te rodea por minutos mientras tu única preocupación es mirar al infinito.
Mirador de la Reina
Mirador de la Reina
Y otra para visitar el Santuario de Covandonga y la Santina. Lugar sagrado este Monte de Auseva, donde Don Pelayo inició la reconquista, obligando el retroceso islámico hacia los lagos que acabamos de visitar.
Basílica de Covadonga.
Basílica de Covadonga.
El cuerpo pedía descanso y lo conseguimos en Canales de Cabrales en el Hotel rural Alto de las Estazadas donde nos cuidaron con mimo y excelente atención.
Cena en el Hotel Alto de las Estazadas
Cena en el Hotel Alto de las Estazadas

Día 3: Ruta del Cares y prados de Áliva.

El tercer día era único y exclusivo para realizar la afamada Ruta del Cares. Desfiladero que une Asturias con León por el paso de la «Garganta Divina». Camino labrado en la roca con historia, que desde los años 90 ha tomado un importante cariz turístico.

La docena de kilómetros lineales que separan Poncemos (Asturias) de Caín (León) obligan a los senderistas a optar por dos alternativas. Sumar el doble de kilómetros con una vuelta por los mismos pasos o contratar una de la decenas de empresas que te devuelven al lugar de inicio mediante interesantes trayectos en automóviles 4×4.

Mirador del Urriellu. Poo de Cabrales.
Mirador del Urriellu. Poo de Cabrales.

Esta fue nuestra opción. Acertada ya que la previsión de lluvias nos presentaría chubascos en la segunda mitad de la jornada.

La empresa contratada fue Frontera Verde. En nuestro caso nos recogieron en el hotel para llevarnos a Poncebos e iniciar nuestra ruta sobre las 9:00 de la mañana. Previa parada en el mirador del Urriellu, en Poo de Cabrales.

A las 15:00 saldría el 4×4 destino Valdeón, y Puertos de Áliva. Una jornada para rodear todo el macizo central o de los Urrieles.

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La ruta del Cares desde Poncebos pica hacia arriba en sus primeros dos kilómetros hasta llegar a la Colladina. Unas casas, que se utilizaron durante la construcción de la obra hidráulica, a la izquierda del ascenso nos deja unas vistas como carta de presentación a lo que nos queda por delante.

Inicio desde Poncebos.
Inicio desde Poncebos.

Era el mismo día que la final de la Champions League y no quisimos perder la ocasión de mostrar orgullosos nuestros colores. Que a la postre fue motivo de ánimos y comentarios entre todos los senderistas.

Paseando nuestros colores.
Paseando nuestros colores.

En la bajada desde la Colladina, los vientos frescos azotan nuestro cuerpos hasta tomar la altura que mantendremos hasta el final de la ruta.

Túneles, precipicios, pasarelas. Siempre con el canal de agua acompañando nuestros pasos. El río Cares decenas de metros bajo nuestros pies. El camino se abre paso de manera inequívoca.

Poco a poco las paredes que definen el desfiladero empiezan a estrechar el camino. La majestuosidad se hace cada vez más presente.

Camino retorcido.
Camino retorcido.

A mitad de camino, paramos en el canal de Culiembru que da acceso mediante el GR-202 de la Reconquista a los Lagos de Covadonga que visitamos ayer. Y que continúa por el camino que estamos dejando atrás.

Túneles y acantilados
Túneles y acantilados

Breve parada y a continuar. Ya más cerca del destino final que del de partida.

Una estructura junto a una gran cascada nos deja ver el vacío. Todo un guiño al Caminito del Rey.

La parte final es más vistosa. Los puentes de Bolín y de los Rebecos, cruzan las aguas. Éstas ahora más cercanas de nuestros pies. Una serie de galerías y un ruido ensordecedor nos indica que estamos llegando a nuestro destino.

Galerías
Galerías

Dicen que es esta segunda mitad, la leonesa, más bonita que la primera. Ambas tienen su interés. Me es indiferente.

Corredores con dorsales por la ruta. Pero también por las laderas verticales. Balizas. ¿Esta gente está loca? No, están participando en el ultratrail «El Cainejo». Unos auténticos héroes.

Puente de los Rebecos
Puente de los Rebecos

Ya en Caín, al resguardo de la lluvia que se inicia tenue. Unas cervezas frescas, un bocadillo de lomo y café para hacer tiempo a la recogida de los 4×4 de cara a la segunda parte de la jornada de hoy. Mientras, disfrutando del ambiente deportivo que imprime esta prueba de locos.

A las 15:00 parte la expedición hacia los municipios leoneses de Valdeón. Parada en el Chorco de los Lobos para conocer cómo cazaban a estos animales los oriundos de la zona.

Un poco más arriba el Mirador del Tombo que controla todo este valle leonés. Explicaciones interesantes por el conductor que implica prestar atención si quieres empaparte de las costumbres que de las gentes.

Collado Valcao
Collado Valcao

Cordiñanes, Llanos, Posada, Prada y Sta. Marina. Todos ellos de Valdeón. En busca del puerto de Pandetrave donde una pista forestal nos asciende hasta el Collao de Valcavao, dando de nuevo acceso al Parque Natural. Increíbles las vistas que se ofrecen por esta vega de Valcavao. Prados primero, y robledales después; con visitas de animosas reses a nuestro paso.

Con vistas de Pido y Espinama, a lo lejos, entramos en una nueva comunidad, la tercera de hoy. Cantabria.

Vega de Valcao
Vega de Valcao

En Fuente De, una leve parada antes de iniciar la segunda parte de la ruta en 4×4. En Espinama. Unos pocos kilómetros de asfalto para iniciar el ascenso hasta los puertos de Áliva, previo paso por los invernales de Igüedri.

De nuevo recorriendo el camino histórico de la Reconquista. Y haciéndonos a la idea de los difícil que en aquellos tiempo tuvo que ser la retirada de las tropas por estas inhóspitas tierras.

Los invernales que son puerta a lo que estas montañas esconden en sus alturas. Un paisaje glaciar, presidido por la ermita de la Santuca de Aliva. Y vigilado por el Chalet Real. Donde el Refugio de Áliva nos indica el inicio de la Llomba del Toro. Una impresionante morrena glaciar que divide estas tierras en dos.

Llomba del Toro
Llomba del Toro

El camino sigue por la cresta de esta peculiar formación hasta abandonarla justo en el mismo momento que abandonamos Cantabria para volver a la comunidad inicial.

El río Duje vertebra este camino que tiene por primeros invernales los de Sotres por una pista que empeora por momentos antes de llegar de nuevo al asfalto. Ya en Sotres pueblo.

Santuca de Áliva
Santuca de Áliva

Un espectacular y recomendable viaje que nos lleva de nuevo hasta Poncebos. En nuestro caso hasta el mismo hotel con el objetivo de haber recorrido los dos pasos que dividen en tres macizos estas históricas montañas.

Tan solo quedaba disfrutar de un buen cachopo viendo como la final de la Champions se nos escapaba de la manera más cruel.

Única alegría de la noche
Única alegría de la noche

Día 4: Playas, desfiladero de los Bellos y pto. de San Glorio.

El cuarto día estaba predispuesto para subir a Bulnes en su funicular y hacer una dura ruta que nos comunicase desde la Villa hasta el collado Pandébano, dirección Refugio del Urrielu y volver el canal de Cambuero.

Pero las previsiones de los días previos nos estaban confirmando que las mañanas soleadas se tornaban tormentosas a primeras horas del medio día. Eso, y que el cuerpo ya pedía algo de tregua, nos obligó a cambiar nuestro planes.

Planes que hicieron tiritar de miedo al coche cuando conoció el programa del día. Una verdadera kilometrada nos esperaba por delante…

Playa Andrín, costa este Aturiana.
Playa Andrín, costa este Aturiana.

La idea era clara. Visitar las playas en las pocas horas de sol que nos quedaban. Comer en Cangas de Onís. Y esperar a que llegase la tormenta para rodar en coche bordeando el perímetro sur de los Picos de Europa; desfiladero de los Beyos. Embalse de Riaño. Y llegar a la comarca lebaniega por el bonito puerto de San Glorio.

Así pues nos dirigimos hacia el primer punto del día. Mirador de la Boriza. Desde allí, unas imponentes vistas de las playas de Andrín y Ballota. Escenarios cinematográficos que fueron utilizados para varias películas de producción española como «El Abuelo». El islote de Ballota le da a esta playa un aspecto casi caribeño. Y su muro natural, separa a nudistas del resto de bañistas.

Playa Ballota
Playa Ballota

Siguiendo la costa hacia el oeste, llegamos a la pequeña localidad de Cué que esconde entre sus laberínticas calles el acceso a su espectacular playa.

Prados y acantilados nos dan la bienvenida. Pero es el agua la que descontextualiza completamente el lugar. Confirmando lo que las anteriores playas dejaban intuir. El Caribe parecía haberse instalado en el norte peninsular. Las aguas turquesas y límpidas invitaban a un baño hipnótico. Baño del cual despertarás con tan solo introducir el pie en su interior. El frío cortante nos devolvería a la realidad.

Playa de Cué
Playa de Cué

Continuando la marcha, llegamos a Llanes. Sin introducirnos en sus calles, aparcamos junto a la playa Toró. Curiosa por sus piedras puntiagudas salientes en el arenal. Una cerveza refrigerante y un paseo relajante son suficientes para saciar la ansiedad del viaje.

Playa Toró
Playa Toró

Si la marea coincidiese que está en bajamar. Hay cantidad de playas que merecen la pena visitar, pero de las que no daremos a basto para ver. Todas se concentran en tan solo cuatro kilómetros de costa.

Poo, San Martín, Celorio, Borizo, Troenzo, Sorraos, Barro. Merecen la pena hacer coincidir una tarde con bajamar y enlazar unas con otras en un liviano paseo por los arenales y acantilados que quedan desnudos cuando hay bajamar. Muy cerca de ellas, pero algo separada, se haya la playa Torimbia. También con imagen de postal.

Ría de Niembru
Ría de Niembru

Pero hoy debemos seguir. La marea se muestra alta. Por lo que todas estas playas, si no desaparecen, pierden su encanto. Por contra, la ría de Niembru se muestra elegante. Con su iglesia orgullosa dando entrada a la localidad escondida entre las lomas. Desde el mismo coche podemos divisar esta bella estampa.

Las nubes muestran su ímpetu en ganar la partida al sol. Es el momento de despedirnos de la costa para tomar rumbo al interior. Cangas de Onís nos espera para comer unas fabes junto a su afamado puente romano. Sería el punto y seguido a la jornada de hoy.

Puente romano. Cangas de Onís.
Puente romano. Cangas de Onís.

La carretera nacional 625 es una belleza en sí misma. Una auténtica simbiosis la producida por el humano para crear un paso por la única apertura permitida por la naturaleza. Es el río Sella el que vertebra y conduce el trazado por lo más profundo de este imponente desfiladero.

Es este mismo itinerario el que dicta el límite occidental de los Picos de Europa. Itinerario por el que tornaremos a una nueva comunidad. La de León. Pero antes, una cascada, previo paso por el puente de los Grazos, nos permitirá detener la marcha para observar esta espectacular caída de agua.

Cascada de Grazos
Cascada de Grazos

Ensimismados en lo angosto del terreno, casi podremos llegar a sentir cierta claustrofobia. León llega con cierta dilatación en el valle. A la misma vez que vamos tomando altura por la ladera de la montaña, llegaremos a Oseja de Sajambre. Localidad que dispone de unas imponentes vistas de este valle que comienza a abrirse a nuestros ojos.

Puerto del Pontón
Puerto del Pontón

En lo más alto del puerto del Pontón, a la que también llega una carretera desde los municipios de Valdeón, cambiamos de vertiente y en la que ya podemos decir que hemos conquistado la meseta.

Solo queda dejarse llevar por los prados hasta llegar al polémico embalse de Riaño.

Embalse de Riaño.
Embalse de Riaño.

Sin parar en esta localidad con corta y controvertida historia, seguimos nuestro camino hacia los municipios de la Reina.

Villafrea, Barniedo, Portilla y Lánaves. Todos ellos con apellidos «de la reina», van dando paso a uno de los puertos más bonitos de la zona. San Glorio.

Puerto San Glorio.
Puerto San Glorio.

Antes de coronar este puerto. Podemos ascender, en camino de ida y vuelta, al collado de Llesba o mirador del Oso. Unas vistas que te dejarán sin palabras.

Ya solo queda dejarse llevar hasta llegar a Potes. Nueva localidad con nombre propio y donde estableceremos nuestro nuevo cuartel general para los próximos días. Ahora ya en terreno cántabro. En el corazón del valle de Liébana.

Mirador del Oso, collado Llesba
Mirador del Oso, collado Llesba

Día 5: Hayedo de las Ilces, desfiladero de la Hermida y la «otra» Gulpiyuri.

Era el quinto día. Las ganas de seguir conociendo rincones de estos bellos picos las manteníamos intactas. Ahora ya desde la parte cántabra. Pero las energías comenzaban a desinflarse.

De nuevo cambio de planes. Pero ahora no podríamos culpabilizar al tiempo. La ruta prevista. El ascenso por el Canal de Urdón hasta Tresviso con la vuelta por el Canal de Reñinuevo. Quedaría en «tareas pendientes».

Caprichos de la naturaleza, Buelna.
Caprichos de la naturaleza, Buelna.

En cambio, otra, mucho más sencilla cerca de Espinama. Que sigue las flechas del Camino de Santiago y que también coincide con los últimos pasos del ejercito musulmán en su obligada retirada por las tropas cristianas hacia estas tierras.

Tan debilitados llegábamos a estas últimas jornadas, como lo estuvieren entonces las huestes islámicas.

Desde Espinama, un bello paseo por anchas pistas cubiertas de un denso hayedo que recompone el alma.

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El brusco ascenso hacia Pido nada más empezar, parece quitarte el aliento. Pero es eso, solo el inicio. Los pico quedan a la espalda de nuestra marcha. Así que algún descanso en esta primera mitad para girar la mirada, no está de más.

Una vez arriba. después de dos kilómetros, solo queda disfrutar de la frescura de estos bosques umbríos que refrescan hasta lo más profundo de nuestros pulmones.

Sendero de Las Ilces.
Sendero de Las Ilces.

La pista se cierne a las vicisitudes del terreno, dejando en ocasiones aberturas del hayedo que nos permite disfrutar de un horizonte relativamente cercano.

Cantidad de peregrinos nos cruzamos en nuestra marcha. Las flechas amarillas indican un sentido opuesto al que nosotros seguimos.

Camino de Santiago en el hayedo
Camino de Santiago en el hayedo

Caídas de agua cruzan perpendicularmente la pista por la que vamos faldeando hasta que una bifurcación nos obliga a decidir entre seguir por la falda o descender hacia la localidad de las Ilces.

Tomamos esta segunda opción. Y antes de cruzar la carretera tomamos otro camino que recorre paralelo aguas arriba el río Deva. Eso sí, con unas marcas y balizas algo descuidadas y abandonadas que en ocasiones nos hará sentir perdidos en el bosque.

Agua en el hayedo
Agua en el hayedo

El cauce, lejos de lo que previamente podíamos haber pensado, circula lejos, bajo nuestros pies. Y nosotros seguiremos desde la altura hacia Espinama.

Un leve paseo con el que cumplimos nuestra mañana para comer en uno de los restaurantes de Espinama.

Llegando a Espinama
Llegando a Espinama

La tarde tocaba kilometrada en coche. El desfiladero de la Hermida nos esperaba con los brazos abiertos para darnos paso hasta Asturias.

Desfiladero que define el límite oriental de los Picos de Europa, como ya lo hiciese el de los Beyos por su lado opuesto.

Desfiladero de La Hermida, desde Sta Catalina.
Desfiladero de La Hermida, desde Sta Catalina.

Pero no solo eso. No solo circularíamos por el encañonado río Deva. Si no que nos atreveríamos a ascender por sus paredes verticales para poder obtener unas vistas de este encajonado paso desde las alturas.

Así, poco antes de llegar a la localidad de La Hermida, a la derecha tomamos un desvío que nos asciende hasta el Mirador de Sta Catalina. Una carretera retorcida nos dará paso a este mirador que nos permite observar este capricho de la naturaleza desde otra perspectiva.

Tras ello. Descenso por los mismo caminos para ascender por la ladera opuesta hasta Bejes. Algo menos interesante, pero si dispones de tiempo y no eres perezoso al conducir, adelante.

Playa de Cobijeru
Playa de Cobijeru

De nuevo en la carretera nacional 621, tomaremos sentido Unquera para buscar la localidad de Buelna.

Localidad que guarda una de las playas menos populares, pero que custodia un conjunto de caprichos naturales que bien merece la pena ser visitado.

Es conocida como «la otra Gulpiyuri» por el hecho que se forma de la misma manera que su afamada hermana. Pero no será ese el único punto de interés. Un conjunto de cuevas con pasos al mar y de arcos naturales, forman un entorno peculiar. Mágico. Lugar donde celebrar el cumpleaños de alguien especial.

Cuevas de Cobijeru
Cuevas de Cobijeru

Día 6: Cuevas del Soplao y Comillas.

El sexto y definitivo día sirvió para visitar las afamadas Cuevas del Soplao. Grutas que esconden auténticos tesoros naturales. Con una historia relacionada directamente a la extracción de mineral.

Su tren de acceso y su visita de una hora, son suficientes para disfrutar de una mañana relajada. Abrid los ojos y disfrutad de sus estalactitas. Y de su «pene cántabro»…

Acceso a las Cuevas del Soplao
Acceso a las Cuevas del Soplao

La parada para comer puede ser la señorial Comillas. Con su palacio del Sobrellano, el Capricho de Gaudí o su universidad.

Un paseo por sus calles o por su playa para bajar la comida. O por el contrario, una relajante siesta en el prado del palacio de Sobrellano. Curioso saber que esta fue la primera población española con alumbrado público. Lo dicho. Señorial y noble.

Palacio de Sobrellano, Comillas
Palacio de Sobrellano, Comillas

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