Desierto de Tabernas
Rodando por localizaciones del spaguetti-western.
Tras él nos adentramos en un laberinto desordenado de ondulaciones con escasa vegetación. Divertido tramo en el que nunca dejaremos de tomar altura y por el que que serpentearemos alternando porcentajes de desnivel. Estaremos transitando por las Lomas de Gérgal.
Estos primeros kilómetros mantienen una leve y continua pendiente desde casi el principio de la ruta. Pero siempre disfrutando de este paisaje y su historia cinematográfica.
Ennio Morricone y Clean Eastwoood
Por momentos las melodías de Ennio Morricone resonarán en tu cabeza. La imagen de Clint Eastwood mascando paja en algunas de sus exitosas películas como «La muerte tenía un precio» o «El bueno, el feo y el malo» se asomaban en la mente como si fuesen a aparecer detrás cualquiera de estas lomas con revolver en mano.
Debemos continuar a penas 300m mas allá, al otro lado de la rambla de las Cañadas; parecerá no haber ningún camino que comunique ambos puntos, ni ahora ni cuando se editó la guía. Así que podremos modo «raid» en el GPS y trazamos una línea recta entre este punto y el siguiente.
Unos minutos más tarde, después de empujar un poco la bici y salvar la susodicha rambla, estaremos de nuevo sobre un camino bien marcado y en el punto más alto de nuestro recorrido por el desierto, 652msnm, muy próximos al Cerro Colorado (668msnm), techo de este árido paraje.
Ramblas cinematográficas.
Tocará ahora disfrutar de la bajada. Un rápido y peligroso descenso por unas tierras rojizas y un gran desnivel negativo. La pista, cada ciertos metros es atravesada diagonalmente por intencionadas elevaciones para drenar las posibles lluvias y evitar la erosión del terreno, canalizando el agua hacia los laterales.
De nuevo la velocidad nos obligará a centrar la atención en la pista impidiéndonos disfrutar de las peculiares vistas que todo este diferente enclave nos ofrece gracias a la altitud conseguida. Tras tres kilómetros de un vertiginoso descenso, llegaremos hasta el Cortijo de la Haza Blanca.
Para salir de este caserío seguiremos la pista que se dirige hacia la carretera. Para llegar a ella debemos descender hasta la rambla de Valderecho. El camino cruza de frente pero nosotros nos desviaremos para seguir por la propia rambla, «aguas» abajo.
Rodando por las ramblas
Es en este momento cuando disfrutaremos de una conducción entre piedras, tarays y bancos de arena. Debemos elegir la mejor trazada para salvar los obstáculos que la naturaleza nos pone en nuestro camino. Las pequeñas dificultades que nos podamos encontrar son fácilmente solventadas por la leve inclinación negativa que nos facilita nuestro pedaleo.
Se alternarán tramos anchos con otros más estrechos donde deberemos ponernos en fila de uno. Siempre rodeados de espectaculares paredes erosionadas por las lluvias torrenciales que repentinamente aparecen en la zona.
El tramo serpentea por desfiladeros por los cuales, de vez en cuando, nos hacía alzar la mirada como si nos sintiésemos observados por los Sioux mientras que cabalgábamos con el Séptimo de Caballería.
A uno y otro lado de este lugar se levantan escenarios de poblados del Spaguetti Western, unos olvidados, otros rehabilitados como reclamo turístico. De una u otra forma tienen todos su interés.
Esta rambla por la que circulamos desemboca en la rambla de Tabernas, la cual tomamos a la izquierda. En esta ocasión rodaremos «aguas» arriba disfrutando de unas de las vistas más filmadas por Sergio Leone.
Deberemos estar atentos para tomar un sendero que sale a la derecha de nuestra marcha, que asciende la loma recortada de la rambla para salir en busca del Parque Temático «Mini Hollywood». Cruzamos la carretera N-340 y llegamos al parking de este lugar.
Ascenso a la sierra de Alhamilla
Esta segunda parte es la del ascenso hasta el Pico del Puntal (1288msnm) dentro del Paraje Natural de la Sierra de Alhamilla. 18 retorcidos kilómetros que ponen a prueba la paciencia de todo biker que se precie. Las omnipresentes antenas de telecomunicación se toman como referencia desde el inicio del ascenso. Unas veces visibles y otras escondidas entre las laderas de la propia montaña.
El camino es una pista asfaltada, pero en muy mal estado de conservación. El viento podrá hacer presencia pero debido a las interminables curvas, en unas ocasiones ayudará al ascenso y en otras lo hará más complicado.
Abajo queda poco a poco el desierto de Tabernas. Y por momentos, más al fondo, se asoma imponente Sierra Nevada.
Con la altura aparece la vegetación que cual tapaba todo tipo de referencias visuales con la cima.
Una y otra curva, una tras otra. Una sucesión continua de revueltas que consigue limar la paciencia de cualquier ciclista.
Con tenacidad, constancia y una pizca de testarudez conseguiremos llegar al collado del Aljibe que da paso a la ladera sur. Sus vistas recompensarán todo el esfuerzo realizado. Levantando la mirada podremos observar todo el Golfo de Almería y el Cabo de Gata.
Pero aún quedará ascender un poco por esta otra vertiente y conseguir pasar bajo los pies de las antenas que veíamos lejanas al inicio del ascenso. Rodaremos hasta llegar al punto más alto de la ruta, 1308msnm. Una veintena de kilómetros más allá se divisará de nuevo el intenso azul del mar.
Descenso al punto de inicio.
Definitivamente comenzamos el descenso, largo, interminable. Directo hacia Tabernas. De nuevo por su ladera norte y pasando por el caserío de Los Góngoras. 13 kilómetros de bajada en la que podrás sentir el aumento de temperaturas a medida que desciendes cada uno de esos mil metros de desnivel acumulados. Al igual podrás también sentir el taponamiento de nuestros oídos debido a la diferencia de presión de alturas.
Ya en la última parte del descenso entramos en una nueva rambla que nos conducirá directamente al paso con la carretera N-340. Evidentemente no tomaremos su paso natural bajo el puente y saldremos al asfalto, por el que apenas queda a un par de kilómetros hasta el punto de salida.
Sin comentarios
María
… Vivirlo es una cosa y escribirlo otra. Pero me conformo con leerlo y la sensación al imaginarlo. GRACIAS POR COMPARTIRLO.
Un abrazo.