
Cuatro días en las Lagunas de Ruidera.
El Parque Natural de las Lagunas de Ruidera es un oasis ubicado en los límites geográficos de La Mancha. Un lugar inesperado a caballo entre las provincias de Ciudad Real y Albacete; a los pies de los Campos de Montiel.
Quince lagunas creadas por la acumulación de carbonato cálcico que provocan unas presas naturales denominadas tobas. Y en consecuencia, unas preciosas cascadas naturales.

Un lugar donde las aguas acumuladas en los campos de Montiel afloran en la superficie de esta forma tan singular, de camino a La Mancha.
Junto al Parque Natural de Plividje, en Croacia, son los dos humedales más grandes del mundo de estas características.
Cómo llegar.
Para llegar a Ruidera podemos usar la N-430 que conecta Manzanares con Albacete. O la CM-3015 que hace lo propio entre Tomelloso y Ruidera.
Si hemos llegado desde Tomelloso, ya habremos tenido contacto visual con las últimas lagunas, las más bajas, justo antes de prestar sus aguas al pantano de Peñarroya. Pero estas; Cenagosa, Coladilla y Cueva Morena; no son tan atractivas como el resto.
Una vez llegamos al pueblo, sale una indicación que nos dirige a las lagunas por su vertiente derecha. Este tramo ya sirve de aperitivo para lo que vamos a encontrar.

Nos daremos cuenta de lo explotado del lugar. Hoteles, casas rurales, albergues, campings, casas particulares… Bajo mi opinión, instalaciones que invaden en exceso este bello paraje natural.
Pero, ya que la pernocta está prohibida en todo el Parque, no nos queda más remedio que usar una de las instalaciones que más en sintonía y respeto se encuentran con el lugar. Hablamos del Camping Los Batanes.
Completamente recomendable por la sombra de gran parte de sus parcelas, sus instalaciones, limpieza de zonas comunes, piscina y zona verde, actividades infantiles… Y sobre todo por la prohibición de música a cualquier hora del día.

Allí nos desplazamos con la intención de aparcar la furgo en la parcela (E14) y no moverla en cuatro días. Necesitábamos descanso; pero activo.
Anotaciones previas.
Antes de proponeros las actividades, es imprescindible saber que el paso por las tobas (o barreras naturales que separan las lagunas) está prohibido. Tan solo podremos cruzar de un lado a otro de las lagunas por el paso de la Central de Sta Elena; entre las lagunas Batana y Colgada.
También es interesante saber que, todo lo explotado que está el lado de la carretera, no lo está la vertiente contraria donde no existe ni una sola construcción. Por tanto, será el lugar recomendado para hacer rutas a pie en total complicidad con la naturaleza.

Por tanto, la propuesta es de hacer senderismo/bici de montaña por la mañana y realizar alguna actividad por la tarde.
Existen decenas de posibilidades de senderismo por todo el parque bien señalizadas. Y con posibilidad de combinar unas con otras para adaptarlas a nuestros propios intereses de longitud, tiempo y desnivel. De todas ellas, estas son nuestras propuestas.
Primer día.
Una ruta senderista de unos 9 km por el borde de las lagunas, con la posibilidad de ampliar 3 km más para acceder a los miradores.
Los primeros 500 metros debemos estar atentos para encontrar el camino correcto. Salimos del camping y giramos hacia la izquierda, por el asfalto. A los 300 m sale un desvío a nuestra derecha, también por carretera, que se dirige hacia Ossa de Montiel. Aquí, debemos estar pendientes de la parte izquierda de la carretera, donde sale un camino medio escondido que nos da acceso al canal abandonado que estamos buscando.

Una vez en él, nos relajaremos y nos dejaremos llevar. Disfrutaremos de unas vistas elevadas sobre las lagunas durante los siguientes 4 km.
Este tramo nos da la tranquilidad de evitar el tránsito por la carretera. Además el trazado lineal del canal nos evita cualquier desnivel, por lo que el paseo es completamente agradable. Aunque a la vez tendremos una pizca de aventura.

Hasta en tres ocasiones nos encontraremos con diversos túneles excavados en la roca. El primero, el más largo es transitable y aconsejable el uso de una linterna; con la del móvil será suficiente. No veremos la luz al otro lado porque se sitúa en curva.
El segundo se encuentra cerrado al paso, pero tendremos un camino a la izquierda que nos permite el paso hasta el otro lado del túnel. Ojo con un desvío, si seguimos el camino principal nos llevará a la carretera.

El tercero es más corto que el primero y podemos ver la luz al final. No será necesario el uso de ninguna linterna.
Tras el paso por los túneles, aún nos queda el cuarto y último paso. En esta ocasión, para salvar un desnivel negativo tendremos ante nuestros ojos un pequeño viaducto que está cerrado al paso. Debemos descender para volver a seguir el curso del canal al otro lado del viaducto.

Este peculiar e interesante camino acaba con la exclusa que devolvería las supuestas aguas a su cauce natural. Nosotros deberemos seguir de frente por un sendero que nos dejará en la carretera.
Al otro lado del asfalto se halla la Central de Sta Elena, único paso oficial que existe entre lagunas. Cuando estemos el lado opuesto tendremos que decidir entre subir a los miradores de La Mesa, o hacer caso omiso a esta opción y volver por el borde de la laguna Batana.

El kilómetro de ascenso bien merecerá la pena. Desde lo alto existen dos bellos miradores. Uno hacia la laguna Colgada y otro hacia las lagunas Batana y Morcillo. La vuelta sería por el mismo lugar hasta. Vosotros decidís.
De nuevo en la orilla, comenzamos los cuatro kilómetros restantes por un bello sendero entre pinos, sabinas y encinas. En sombra la mayor parte del recorrido para ver de cerca las lagunas Batana, Morcillo, Lengua y Redondilla.
Llegaremos a la espalda del camping por un estrecho sendero delimitado por la valla del propio recinto.

Tras un baño relajante en su piscina y tras la comida podemos por la tarde alquilar una canoa en la cercana laguna San Pedro y remar por sus tranquilas aguas hacia la laguna Tinaja. Entre ellas hay dos bonitas cuevas que podremos acceder con la propia embarcación para pasar de una a otra.

Segundo día.
La ruta de hoy no llega a los diez kilómetros en total. De los que podremos reducir uno de ellos, si no queremos hacer un pequeño apéndice que visita dos pequeñas cascadas y un bonito rincón entre la vorágine urbanística.
Según salimos del camping, hoy toca girar a la derecha y marchar unos 300 metros por el asfalto hasta que cruzamos el cauce del río. Justo en ese momento, buscamos un sendero a nuestra izquierda que nos introduce a las espaldas de los chalets para guiarnos por un bonito tramo a orillas de la laguna que ayer recorrimos en canoa.

Las encinas parecen jugar al equilibrio con el borde de las lagunas. Nos molestará la proximidad de las casas a la orilla del lago.
Siempre con el agua a nuestra izquierda llegaremos al paso que hicimos ayer en canoa hacia la laguna Tinaja. Nosotros hoy pasaremos justo por encima de la cueva que nos dio paso el cauce ayer.

Un breve paso por una pequeña urbanización nos dejara a nuestra derecha la laguna Tinaja y a la izquierda la laguna San Pedro. Seguiremos siendo fieles a está última, siempre con sus aguas a nuestra izquierda.
A los dos kilómetros comienza el espectáculo. El agua permanece, el camino se hace sendero y las casas desaparecen en favor de la ladera de un monte que más adelante ascenderemos.
Son dos kilómetros muy bonitos. Momento de disfrutar de la paz y tranquilidad que ofrece este rincón del Parque. Por momentos desaparecerán las vistas a la laguna, pero dará igual. Un túnel vegetal entre sabinas nos hará las delicias de nuestro paseo.

El sendero se estrecha, amenazando con desaparecer. Pero es solo un juego de la Naturaleza con nosotros. Pronto se ensanchará y nos ofrecerá un paso sobre un puente para visitar la ermita de San Pedro. Tomadlo, pero recordad que luego habrá que volver sobre nuestros pasos. Tranquilos, son a penas 100 metros.
En frente de la ermita hay un restaurante donde poder tomar algo antes de iniciar la subida del día.
Volvemos a cruzar el cauce por el mismo puente y seguimos de frente los carteles que indican «Ruta de Pienmedio». Un kilómetro durete que nos debemos tomar con tranquilidad, puesto que la recompensa será más que merecida.
Tendremos otro kilómetro largo, ya en llano por la parte más alta que nos hará desesperarnos un poco por llegar a La Cruz. Entre sabinas se irá divisando a modo de aperitivo lo que poco nos queda por encontrar.

Un mirador impresionante sobre la laguna Tinaja y San Pedro. Desde este punto podrás jugar a adivinar los caminos que has transitado en esta misma ruta.
Si has sido observador en la primera parte de la ruta, seguro que has visto en lo alto la silueta de la cruz que ahora puedes tocar con tus propias manos.
Una vez te hayas emborrachado de la belleza del lugar, toca descender por un camino empinado y algo roto. Precaución por favor. Yendo con cuidado no debe crear ningún problema su descenso. Bajaremos el mismo desnivel que subimos, pero en la mitad de espacio. Solo 500m.

Cuando lleguemos al camino principal deberemos elegir si hacer el apéndice de un kilómetro que nos va a mostrar dos pequeñas cascadas y un escondido rincón entre las irrespetuosas casas. O regresar por el mismo camino que hicimos al inicio de la ruta junto a la laguna San Pedro. Vosotros decidís.

La no tendrá pérdida y ya la conoceremos, pero seguro que el paso de las horas y la incidencia de la luz del sol es diferente y os permitirá tener una visión algo diferente a la que tuvimos a primera hora de la mañana.
Al llegar al camping, mismo plan que el día anterior. Pero por la tarde le daremos un poco de aventura visitando la Quebrada del Toro. Una pequeña falla que se abre por la vertiente opuesta por la que hemos recorrido esta mañana.

Tercer día.
El tercer día cambiamos las botas por las ruedas. Una ruta integral a todas las lagunas, excepto la Blanca, que bordea todo su perímetro. Y con algunas incursiones en sus laderas para darle un toque picante de mtb a la jornada.
Pistas, senderos, túneles, cuevas, castillos, miradores, ramblas… Una ruta de lo más completa que acumula un total de 70km y unos 800 m de desnivel positivo.

Ruta que bien se puede ser dividida en dos; o donde cabe la posibilidad de obviar el tramo de las últimas lagunas, al otro lado de la nacional, con menor atractivo que las primeras.
De cualquier forma, una jornada más que recomendable que podéis adaptar a vuestras circunstancias.
Saliendo del camping, haremos el primer tramo «calcado» al realizado el día anterior a pie bordeando la laguna San Pedro, un buen aperitivo.
Daremos paso a un tramo de asfalto, bordeando la laguna Tinaja, que servirá para poner a tono las piernas antes de tomar un desvío por un camino que nos aleja del agua para adentrarnos en un sabinar. Tocará ahora entrar en calor mientras ascendemos hacia el primer punto de interés del día.

Llegaremos a un peculiar lugar con asentamiento de tipis a modo de tinajas de cerámica. Esto indicará el final del ascenso. Ahora un suave onduleo entre sabinas nos llevará directos hacia el primer mirador de la jornada.
Desde lontananza se nos presentará la laguna Conceja que asoma al fondo. Dos puntos de visión hará las delicias a nuestra vista.

Tocará ahora descender hasta la orilla de esta misma laguna por un bonito, corto y técnico sendero que salvaremos sin problemas.
Una vez en la pista principal, giramos a la derecha bordeando la laguna por un tramo cómodo y rápido. A la vez que desaparece el humedal se nos presenta una canalización paralela.
El valle comienza a abrirse y debemos estar atentos para tomar un desvío a nuestra izquierda. Estamos rodando por el Camino Natural del Guadiana (GR-114), que tiene su inicio en la Laguna Blanca

Si continuásemos de frente por esta adecentada pista llegaríamos al km 0 de dicho Camino Natural que estipula el nacimiento del río Guadiana en la laguna Blanca. Polémico debate el del nacimiento de este particular cauce que juega con nosotros al despiste. Unos lo sitúan en las Tablas de Daimiel, otros en las Lagunas de Ruidera y otros pocos en el manantial de los Zampullones, un poco más allá de la laguna Blanca. Por cierto, ruta pendiente de realizar la de ubicar este escondido manantial.

Sea como fuere, no nos escapamos del debate al cruzar un humilde vadeo sobre el río Pinilla (o Guadiana) que nos permite al paso a la vertiente contraria de las lagunas. Un puente de hormigón junto a unas piedras bien ubicadas nos permitirá el paso sobre el cauce sin necesidad de mojarnos.
La vuelta pasa por las casas abandonadas del Osero y, seguidamente, una pista nos permitirá disfrutar de un rodaje ligero con unas relajantes vistas a la Conceja.

Ojo… atento al GPS o a la cartelería porque nos desviaremos por la Senda de Pie Enmedio, a nuestra derecha para ascender por un duro, corto y técnico ascenso que nos elevará de nuevo sobre las lagunas.
Tras 500m de esfuerzo, llegaremos a la meseta de la Cruz por donde ayer ya anduvimos. Desde arriba, el mirador de la Cruz que nos ofrece espectaculares vistas sobre la Tianaja y San Pedro.

El descenso es el más técnico de la jornada. Si no eres un experto, deberás desmontarte de la bici. Tranquilo, es un tramo muy corto.
Al salir al camino, podemos girar a la izquierda para hace un pequeño apéndice que nos lleva a conocer un par de cascadas y volver al mismo punto para continuar. Solo nos «robará» unos minutos. Dos kilómetros es el pequeños desvío.

Si continuamos, llegaremos a unas casas y tomaremos el bonito sendero que bordea la laguna San Pedro entre encinas y túneles vegetales. Uno de los tramos más bonitos de la jornada.
Deberemos hacer el paso sobre el cauce para salir a la Ermita de San Pedro. Todo este tramo habrá sido común al que anduvimos ayer, pero ahora sobre ruedas.
Hasta este punto llevaremos unos 20 km; momento en el que nos adentramos en parajes cervantinos. Un cartel de la ruta de El Quijote así nos lo confirma.

A nuestro lado, un restaurante nos ofrece parar a tomar un refresco y decidir si hacer el apéndice que nos lleva hasta el castillo de Rochafrida, situado a solo 2km del punto donde nos encontramos.
Primero por asfalto, luego por pista, después por sendero y por último un pequeño tramo andando si queremos llegar hasta los mismos muros. Si no, podemos tener una panorámica de dicha construcción desde la misma pista sin necesidad de entrar en el sendero y hacer el tramo a pie. A gusto del consumidor. La vuelta por el mismo camino hasta la Ermita de San Pedro.
A la espalda de este recinto comienza una subida dura y algo técnica sobre cantos y tierra rojiza, tan característica de estos lares.

Pondrá a prueba nuestro corazón y pulmones hasta llegar a la cueva de Montesinos. Una oquedad en medio de estas tierras con mucho valor geológico y literario.
Tiene el paso vallado, pero es visitable en grupos organizados. Un poco más arriba de este ascenso nos encontraremos con el monumento a El Quijote y la entrada para turistas.
Ya conseguida la subida, cruzaremos la carretera que se dirige a Ossa de Montiel, para rodar durante unos kilómetros por campos de cultivo que rodean la Cabeza de San Pedro (948 msnm). Punto más alto de este parque natural.

Un desvío nos introducirá en un nuevo descenso que poco a poco se va encajonando. Rodaremos por el cauce de un pequeño torrente que vierte sus aguas a la laguna Redondilla. En momentos puntuales encontraremos algún tramo arenoso que será fácilmente salvable en descenso. El continuo zigzag hará de este tramo un lugar divertido.
A los 30km nos encontraremos a tan solo 500 m del camping. Como comentamos al inicio, cabe la posibilidad de dividir la ruta en dos jornadas y este sería el momento.
Pero si decidimos continuar, nos introduciremos en el canal abandonado por el que hicimos la primera ruta de senderismo.

Cuatro kilómetros por un paso de unos 3 metros de anchura y elevado unos 10 metros sobre el nivel del agua, que permite unas vistas privilegiadas de las lagunas. Además de evitar el tráfico rodado de la carretera.
Durante este tramo nos encontraremos también tres túneles y un viaducto. De los pasos bajo tierra, tan solo el primero y el último son transitables. Siendo necesario una linterna (con la del móvil es suficiente) tan solo en el primero debido a que la luz final no es visible por estar el trazado en curva.

El segundo túnel se encuentra cerrado, pero un sendero que sale a la izquierda nos ofrece el paso hasta la boca opuesta del paso subterráneo. Ojo que debemos estar atentos a la derecha, si no queremos que este desvío nos lleve directos al asfalto.
Por último el paso elevado del viaducto, también cortado al paso por seguridad. Tan solo debemos descender al cauce que salva y volver a subir en el lado contrario para continuar por este interesante trayecto.
Tras recorrer las lagunas Redondilla, Lengua, Salvadora y Morcillo por este balcón artificial. El canal desciende hacia la central de Sta Elena. Pero nosotros nos saldremos del canal para seguir de frente por un sendero que desciende directo a la carretera.

Por delante tendremos un corto tramo hasta llegar a la lengua de tierra que se introduce hacia el interior de la laguna Colgada. Al final de esta pequeña península tendremos unas vistas de 360º en torno a la laguna muy impactantes. Es solo un tramo de unos 200m por el que debemos volver de nuevo a la carretera.
Ahora estaremos atentos a un desvío hacia la urbanización privada Colonia de los Villares. Zigzaguearemos por sus calles para tomar altura y salir por un camino que nos dirige hacia el polémico hotel abandonado.

Una pequeña subida de pulsaciones será necesaria para ubicarnos en la puerta trasera de esta vergonzosa mole de ladrillos y acero que asoma sobre uno de los miradores más bonitos de las lagunas.
No hay valla que impida el paso, si lo hacéis, será bajo vuestra responsabilidad. Mucho cuidado.
El pueblo de Ruidera se ubica muy cerca. Para llegar hasta él desde esta posición, debemos dar la espalda a las lagunas e introducirnos brevemente entre divertidos arroyos para salir a la calle que asciende hasta su depósito de aguas. Lugar que comparte con otro interesante mirador sobre la laguna Rey.
El descenso hasta el pueblo se hace por un sendero y después por las calles asfaltadas. Será los 42 kilómetros los que llevemos ya en nuestras piernas. Haremos una parada para decidir si continuar por el camino original según lo previsto, u obviar el tramo de las últimas lagunas.

Las lagunas Morenilla, Coladilla y Cenagosa no tienen tanto atractivo como sus otras hermanas. Necesitaremos unos 12 km para bordearlas. Es un tramo rápido que comienza con dos kilómetros por la carretera de Tomelloso para desviarse por una pista hasta la cola del pantano de Peñarroya. Tendremos dos opciones de vadeo por caminos (autodenominados) privados de la finca La Moraleja.
A la vuelta, coincidiremos con el trayecto del Camino Natural del Guadiana, pero en sentido opuesto. Una pista ancha que solo tendrá dos puntos de interés. Uno al inicio en el Puente de la Esclusa y otro poco antes de llegar a la carretera nacional, donde se ubica la cascada del Hudimiento.

Un total de 6+6 km que dejamos a vuestra elección.
Una vez cruzada la carretera, tomamos la vertiente izquierda de las lagunas Rey y Colgada por una pista rápida y con vistas abiertas hasta llegar al vadeo de las Casas de las Hazadillas.

Es en este punto donde iniciamos otro de los bonitos tramos bajo encinas y con la laguna a nuestros pies hasta llegar al paso de la Central de Sta Elena.
Estaremos de nuevo coincidiendo con el trazado de senderismo del primer día. Será obligatoria la subida a los dos miradores sobre las lagunas Colgada y Batana+Morcillo.

Un ascenso de unos dos km que se inicia duro pero con pista adecentada sin necesidad de recurrir a ningún tipo de técnica.
En lo alto de La Mesa nos espera un bifurcación de caminos hacia ambos miradores. Visita los dos.
Una vez disfrutadas las vistas, debemos descender de nuevo hacia las lagunas y pasar junto a la Central de Sta Elena a la que nos podemos aproximar para «hociquear» un poco. Pero no merece mucho la pena.

Lo que sí merece la pena es poner rumbo al punto final por el tramo que discurre por un túnel vegetal junto a la orilla de las lagunas Batana, Morcillo y Salvadora.
Al llegar a la laguna Lengua tenemos dos opciones, seguir la pista o desviarnos de frente para tomar un pequeño sendero que se aproxima al borde de la laguna. Es este un paso un pelín más técnico. Ambos se vuelven a encontrar poco más adelante.

Estaremos llegando al final. Nos queda un último ascenso que nos separa de los humedales. Un escondido desvío a izquierdas nos introduce en el sendero de Tacones.
En este escondido lugar se halla un «cementerio» de cepas de árboles al que no he podido encontrar ningún sentido.

Ya en lo alto, solo quedará disfrutar del descenso por un camino que amaga en convertirse en sendero y que muere en la carretera de los lagos. Solo tendremos que dejarnos caer por el asfalto 500m para llegar a la puerta del camping y dar por concluida una más que completa jornada de MTB por este paraje tan completo y particular.

Ducha, baño, comida, siesta… Y visita a la Cueva de Montesinos para conocer un poco más en «profundidad», nunca mejor dicho, la historia geológica de este Parque Natural tan diverso como interesante.
Por la noche, fuimos a cenar a un restaurante más que recomendable. Con buen trato, buena música de fondo y dos cartas especializadas en comida italina y manchega. El horno de Constanza.

Cuarto día.
Esta jornada la dedicamos para estar todo el día en remojo. El haber recorrido las lagunas a pie y en bicicleta seguro que te ha permitido encontrar algún lugar escondido que merezca la pena, lejos de los abarrotados chiringuitos playeros. Nosotros encontramos el nuestro… pero lo seguiremos manteniendo en secreto para evitar su masificación… Seguro que tú encuentras el tuyo propio.

Ojo, se responsable con el baño. Si sales de las zonas delimitadas puedes ser multado por los agentes forestales. Entre otras razones por el peligro de posibles remolinos internos que puedan causar alguna desgracia. Siempre pisando fondo.

Hasta aquí nuestro viaje y nuestras recomendaciones, esperemos que os hayan servido de ayuda para crear vuestra propia escapada.
No olvidéis. Respeto y empatía. Por favor.


