Lago de Aumar.
CAMPER,  CICLISMO

Pirineos franceses: Valle de Aure

Hay momentos en la vida que tu cuerpo te pide estar solo. Sin nadie ni nada que te marque unas pautas o caminos a seguir. En ocasiones debemos escucharnos a nosotros mismos y dejarnos llevar. Hazlo, no lo dudes. Somos libres para hacer lo que queramos, siempre y cuando no perjudiquemos a las personas que tenemos a nuestro alrededor.

Pero… ¿solo? Podremos pensar que puede ser aburrido. ¿Aburrido? Estarás acompañado de ti mismo, ¡qué mejor compañía que la tuya misma! Y si se diese esa remota sensación, vuelve a casa. Recuerda que tú decides lo que te plazca.

También podemos pensar que pueda ser peligroso estar solo por si nos ocurriese algo. ¿Peligroso? Peligroso es seguir el ritmo que nos impone la vida sin detenernos y dedicarnos tiempo a nosotros mismos. Eso sí que es peligroso.

Pero, insisto en el peligro… Gracias a Dios vivimos en una sociedad donde la humanidad aún sigue latente… Tan solo debemos salir de casa para ver que las personas aún nos ayudamos los unos a los otros.

Dicho esto… Espero que os animéis a hacer algo similar. Sea el lugar que sea y con el objetivo que sea.

Yo os voy a contar mi escapada con la furgo y la bici por si os sirve de ayuda para realizar este tipo de viaje.

El lugar elegido, el Valle de Aure, vertebrado por el río Neste en pleno Pirineo francés. Con acceso directo desde España por el túnel de Bielsa-Aragnouet. Este valle es un lugar agradable con tiempo privilegiado ya que está protegido de las perturbaciones del oeste.

Saint-Lary-Soulan es su municipio principal en el que encontraremos todos los servicios necesarios propios de un lugar que se sabe capital de la comarca.

DÍA PRIMERO

Si en el desplazamiento hasta aquí os sobra tiempo y no tenéis pereza, os aconsejo subir al Lago de Cap de Long para hacer noche (el desvío sale desde la localidad de Fabian). Situado a casi 2.2oo m de altura, tiene una explanada donde poder aparcar la furgo y disfrutar de la paz que da un lugar como este. Allí mismo, en los meses de verano, hay un bar que ofrece servicios mínimos de restauración.

Amanecer en Lac Cap de Long, Fabian.
Amanecer en Lac Cap de Long, Fabian.

Os recomiendo situar la furgo orientada hacia el este, su amanecer es espectacular.

Una vez disfrutado de este espectáculo natural, y si vais a montar en bici como fue mi caso, tenéis dos opciones. Partir desde este mismo lugar, o descender de nuevo al valle y estacionar en un área de servicio junto al Puente de Moudang (un par de km más abajo de Fabian)

Desayuno en el Área de Servicio del Puente de Moudang.
Desayuno en el Área de Servicio del Puente de Moudang.

Este lugar tiene también bares y restaurantes muy próximos. Un camping, e incluso un parque de aventuras para los más pequeños. Unas mesas a la sombra junto al río Neste son las que usé para desayunar, y más tarde comer. Las propias aguas de río la use para asearme levemente. También parte desde allí una sencilla ruta a pie hasta las Granjas de Moudang. Como puedes comprobar, opciones mil.

Pero, volvamos al viaje. Desde allí partí con la bici hacia el norte, descendiendo por la carretera principal que vertebra el valle (D-929) sentido Saint-Lary. En Tramezaigües me desvié para iniciar una primera subida suave que serviría de calentamiento para las piernas.

 

Una subida suave, con algunos puntos duros (pero no excesivos) que me introducirían en el desconocido Valle de Rioumajou. 7 km para salvar un desnivel de unos 400 m. Un valle estrecho con mucha vegetación donde la carretera es acompañada en todo momento por el cauce del río. El asfalto acaba en otra preciosa Área de servicio donde pernoctar con la furgo y donde está permitida la acampada libre. Desde este lugar también salen múltiples rutas a pie de todo tipo de niveles de dificultad. Pero a nosotros, en esta ocasión, nos tocará volver sobre nuestro pasos para seguir nuestra ruta de hoy.

Carretera de acceso al Valle de Riuomajou, Tramezaigües.
Carretera de acceso al Valle de Riuomajou, Tramezaigües.

De vuelta a Tramezaigües, tomamos la carretera del valle, ahora en sentido sur, en busca de la localidad de Fabian.

Nuestro siguiente objetivo será el plato fuerte de la jornada, el ascenso a la dupla del Lago de Cap de Long y la Reserva Natural de Neouvielle, puerta de acceso al Parque Natural del los Pirineos.

Antes de empezar de lleno con ello, debemos rodar durante 6km en leve ascenso por la transitada carretera general hasta llegar a Fabian, donde tomaremos el desvío hacia la reserva natural.

Lacets de Cap de Long.
Lacets de Cap de Long.

Serán 13 los km que nos separen hasta la presa que retiene las aguas de este impresionante embalse situado a 2.180 metros sobre el nivel del mar (unos 1000 m de diferencia desde el desvío de Fabian).

Un ascenso medio que ronda el 7% pero con picos que superan los dos dígitos en varios puntos del recorrido. Un asfalto rugoso que no ayuda en nuestra lucha contra la gravedad. Mucha vegetación en su primer tercio de subida donde coincidiremos con vehículos a motor que se acercan al parking de acceso al Lago Oule (a los 5km de subida).

Desvío hacia R.N. de Neouvielle.
Desvío hacia R.N. de Neouvielle.

Cuando la vegetación deja de prestarnos su sombra, aparecerán los «lacets» donde nuestra mente se entretendrá en estas seis curvas de herradura encajadas en menos de un kilómetro de distancia entre la primera y última.

Tras ello, el desvío que nos ofrece la visita al Parque Natural. Pero lo dejaremos para más tarde, aún nos queda tres kms largos para coronar el Cap de Long.

A medida que la sombra va desapareciendo por completo, se nos va presentando la silueta del Lago Oredon a nuestra derecha.

Casi sin darnos cuenta, llegaremos a un tramo de descanso (el único en todo el ascenso) a falta de dos kilómetros para coronar, que nos devolverá las fuerzas para atacar el segundo tramo de «lacets» que componen el último kilómetro de ascenso.

Arriba ya, solo quedará disfrutar de las vistas, recuperar líquidos en el bar-restaurant del lago y, si queremos, pasear por el dique para relajar nuestras piernas antes de iniciar el descenso hasta el desvío que habíamos obviado en el ascenso.

Lago Cap de Long.
Lago Cap de Long.

Descendiendo disfrutaremos de las espectaculares vistas del Lago Oredon. A los tres km de bajada, tomaremos el desvío y seguiremos descendiendo hasta la base de dicho lago. Aquí existe otro parking para vehículos motorizados donde sí hay que pagar. El paso para bicis es gratuito. Y el acceso hasta los lagos superiores está restringido a los coches de 9:00 a 18:00, por lo que tendremos un ascenso de lo más tranquilo.

Desde aquí parte una ruta sencilla ruta senderista que asciende hasta los lagos, es otra opción a tener en cuenta para futuras ocasiones.

Por delante, solo 5km para salvar un desnivel que parte desde los 1.870 hasta los 2.212 metros donde se sitúa el lago Aumar. Aquí os recomiendo que os vayáis preparando para lo que se os va a ofrecer una vez que lleguéis a la zona de los lagos. Un ascenso relajado, disfrutando de las vistas del Lago Oredon que vuelve a quedar en nuestros pies, con con una perspectiva diferente. Y el omnipresente Pic de Neouvielle, que con sus más de 3.000 m controla todo este Parque Natural.

Lago de Aumar.
Lago de Aumar.

Una vez en lo más alto, a orillas del bello Lago Aumar, el asfalto descenderá durante un km hasta orillas de otro de los lagos de esta reserva, el lago de Aubert. Tanto uno como otro son dignos para dedicarles unos minutos de relax. Quitarnos las botas, los calcetines e introducir nuestro pies en sus cristalinas aguas es un rito que no debes dejar de cumplir.

Lago de Aubert.
Lago de Aubert.

Estaremos en la «playa de los Pirineos». Donde la gente aprovecha la jornada para pasar un bonito día de pic-nic en estos verdes prados, rodeados de recortadas siluetas puntiagudas y a los pies de las tranquilas aguas de cualquiera de sus lagos.

Costará despedirse de este paraje. Pero deberemos continuar.

Si hemos bajado hasta Aubert, debemos recuperar altitud hasta Aumar, solo será un km. Desde allí, un largo y merecido descenso hasta Fabian, solo truncado por un leve ascenso desde Oredon hasta el desvío. 15km de relax para soltar piernas de cara al último ascenso de la jornada.

De nuevo en la carretera principal D-929, tomamos sentido Aragnouet. Durante 3 km tendremos de nuevo la molesta compañía de vehículos a motor. Tomamos el desvío hacia Le Plan para iniciar la última subida en la jornada de hoy, la estación de esquí de Piau Engaly.

Valle de Aure, desde el ascenso a Piau Engaly.
Valle de Aure, desde el ascenso a Piau Engaly.

Aquí fue donde el gran Fernando Escartín consiguió su única y gran victoria en la etapa reina del Tour´99. Un ascenso típico de estación invernal, con buen asfalto, ancha y curvas amplias de herradura.

Dura en sus primeras y últimas rampas. Y suave en el resto. 7 km desde el desvío para ganar 500m de desnivel. Unas vistas espectaculares del valle de Aure en sus primeras rampas.

Curvas de herradura de Piau Engaly.
Curvas de herradura de Piau Engaly.

Una zona de curvas de herradura, tomarán altura sobre el valle que se abre impetuoso ante nuestro rodar y donde empieza a dejarse ver las construcciones de la estación invernal.

Una vez arriba, es obligatoria la foto con el cartel a modo de trofeo. Y es inevitable recordar aquella etapa que permitió a Escartín subirse al podio en París de aquel año. Podemos descansar en sus faldas y recrearnos con el trazado del ascenso antes de descender hasta nuestro punto de partida.

Carretera de ascenso a Piau Engaly.
Carretera de ascenso a Piau Engaly.

Si quisieras un poquito más de «marcha» puedes atacar el ascenso hasta el túnel de Bielsa. Serán unos 6 km más para tus piernas. Yo lo obvié. Tú decides.

Solo quedaba dejar trabajar a la gravedad para que me dejase en el Puente de Moudang para comer, refrescarme en las aguas del río al que había estado acompañando toda la mañana y recrearme en las vistas que este rincón del Pirineo me había regalado en esta jornada de hoy.

Completamente recomendable, compañeros ciclistas.

Tomé la furgo y cambié de ubicación. Cualquier rincón es espectacular para pernoctar en Pirineos, pero yo elegí el Lago Payolle. Para ello, debía descender hasta Saint-Lary y de paso aprovechar a hacer algo de compra en el súper (incluso hay lavanderías automáticas).

Tras la breve parada, tomé dirección Ancizan para ascender por este desconocido tramo que me regaló unas bellas vistas del valle de Aure que ahora se presenta más amplio y majestuoso. Una parada es obligatoria para tomar la foto y disfrutar con tranquilidad de las vistas.

El disfrute de la conducción es parte del viaje. Si te gusta, te recomiendo esta carretera D-113 que nos dejará sin duda alguna en uno de los parajes más bellos del Pirineo.

Un amplio prado en medio de las escarpadas montañas dan permiso a gran cantidad de ganados vacunos, bovinos y equinos (que posiblemente se interpongan en nuestro camino) a reclamar su terreno.

Prados de Ancizan.
Prados de Ancizan.

Todo un paso que bien merece la pena realizar en bici, como en coche. Y eso es lo que decidí en ese momento. Que al día siguiente lo disfrutaría sobre la bici. Es lo bueno que tiene viajar solo, que no debes contar con la aprobación de nadie a la hora de cambiar o hacer planes.

Ya en el lago Payolle, existe una zona exclusiva para autocaravanas. Allí fue donde me dirigí con la furgo, aunque de camino a este área de servicio me encontré con coches y furgos fuera de la zona delimitada.

Me situé junto al arroyo que bordea el área, acomodé la furgo para la noche y marché a dar un paseo por a tranquila zona. La puesta de sol es preciosa si la vemos desde el otro lado del lago. Su perímetro son unos 2 kms, perfecto para un tranquilo paseo antes de la cena.

Atardecer en Lago Payolle.
Atardecer en Lago Payolle.

Una tranquila cena, y pronto a la cama. No dio tiempo a charlar con los vecinos ya que el cansancio hacía acto de presencia y a la mañana siguiente tocaba hacer la etapa reina.

DÍA SEGUNDO.

En este tipo de viajes, no hay despertador. Uno se despierta y se levanta cuando el cuerpo se lo pide. Y así ocurrió. Una noche plácida de temperatura permitió más de diez horas continuas de descanso. Cuerpo completamente recuperado para afrontar la jornada de hoy.

Desayuno con el Pic du Midi asomando al fondo.
Desayuno con el Pic du Midi asomando al fondo.

Mientras preparaba el desayuno, divisé a lo lejos el Pic du Midi, y mi cabeza comenzó a pensar. Había venido a conocer el Valle de Aure, pero esa amenazante silueta me estaba retando. El Tourmalet, situado a los pies de este «mirador de los Pirineos» reclamaba su popularidad. Hoy no sería el día, pero tal vez mañana…

Primer puerto del día, estaba claro, Hourquette d´Ancizan. Debía ascender por la vertiente que descendí en coche el día anterior. ¡Qué paz, qué tranquilidad, qué frescura! Tenéis que venir…

Un puerto suave por esta vertiente, de unos 8km (con uno de descanso a falta de 3 para coronar). Perfecto para iniciar la jornada. Salvaremos unos 500 m de desnivel; primero por un denso bosque de coníferas que darán paso a los extensos prados que nos hipnotizarán en nuestra presencia.

Prados de Ancizan.
Prados de Ancizan.

Coronaremos casi sin percibir cansancio, las vistas harán de opio a nuestro esfuerzo. La pausa que te da la bici sobre un vehículo a motor te permite disfrutar más plenamente del paisaje. Recomendable. No os lo perdáis.

El descenso se realiza por un bosque denso que crea humedad en el asfalto a primeras horas de la mañana. Cuidado. En cuanto abre, las vistas a valle de Aure serán dignas de tocar freno y echarnos a la cuneta para inmortalizar el lugar.

Valle de Aure, Ancizan.
Valle de Aure, Ancizan.

Cuando lleguemos a Guchen, habremos terminado el descenso y tocará remontar por lo profundo del valle hasta Saint-Lary. Seguiremos la D-929. Pero antes de cruzar el río, tomamos un desvío recto por la D-19 hacia Vielle-Aure que nos permitirá rodar por un asfalto menos transitado y más tranquilo.

Llegaremos igual a la rotonda que dará el pistoletazo de salida para la dupla importante de hoy. Su «cicatriz» en la ladera de la montaña, ya nos impone el respeto que se merece el duro ascenso a Pla de Adet y su nuevo compañero de viaje el Col de Portet.

"Cicatriz" en la ladera de acceso a Pla de Adet.
«Cicatriz» en la ladera de acceso a Pla de Adet.

Pla de Adet es la estación invernal de Saint-Lary, a la que puede accederse desde el telecabina desde la misma población. La otra opción de acceso es por una inmejorable carretera recién asfaltada, ancha y con curvas amplias y adecentadas. Pero con un desnivel medio que acaricia los dos dígitos, lo que la permite tener un cartel de ascenso duro.

Carretera de acceso a Pla de Adet, antes de llegar a Soulan.
Carretera de acceso a Pla de Adet, antes de llegar a Soulan.

Pero como somos unos valientes, no queremos lo «duro», queremos lo «más duro». Y en esta ocasión disponemos de esta segunda opción con nombre Col de Portet, novedoso ascenso al Tour´18 en su mini-etapa-reina.

8km y 700 m de desnivel hasta Espiaubé serán los que compartan ambos ascensos. Duros, muy duros. Que si iniciamos con temperaturas alta en el valle puede hacerse casi insufrible. Un valle situado a penas a 700m de altura.

En la bella localidad de Soulan, encontraremos un «oasis» a modo de fuente y pendiente, donde aconsejo parar para reponer líquidos a pesar de estar a tan solo 5 km del inicio del ascenso.

Cuando lleguemos a Espaiubé, tocará decidir. En mi caso las nubes acechaban el horizonte y decidí seguir hasta los 2.215 metros de este coloso puerto.

Hasta once curvas de herradura necesita para salvar este brutal desnivel. Un paisaje que va quedando a nuestros pies y al fondo unas veces el propio puerto y otras el valle con el col de Azet al fondo que va quedando insignificante ante nuestro ojos.

Lacets del Col de Portet, abajo Espaiube.
Lacets del Col de Portet, abajo Espaiube.

Las reses pastan a sus anchas, infinidad de mensajes en el asfalto debido al reciente paso del Tour consiguen animarte, incluso algunos sacar una sonrisa. El túnel a falta de kilómetro y medio te llena de fuerza para afrontar los metros finales.

Tras coronarlo, me atrevo a decir que hay puertos más duros, más bonitos y más altos que «monsieur» Tourmalet.

Cima Col de Portet (2.215 16km al 8.7% de media).
Cima Col de Portet (2.215 16km al 8.7% de media).

Pero las amenazas de las nubes que se veían a inicio de puerto, se confirmaban en lo más alto. Tocaba descender para ganar tiempo y temperatura. Brutal la amplitud térmica entre la base y el col.

En Espaiubé, no había dudas, solo tres kilómetros para ganar los 150 metros de desnivel hasta la estación invernal de Pla de Adet. Un puro trámite, después de lo que acababa de acontecer.

El descenso definitivo hasta Saint-Lary me permitió volver a la realidad y comprobar que era la hora de la comida. En su calle comercial, engalanada para la ocasión, decidí sentarme en una de sus terrazas y saciar mi hambre.

Sé que no era lo correcto, ni lo más adecuado. También sabía que perjudicaría el resto de la ruta. Pero me apetecía y punto. Un combinado de fritanga junto a una cerveza de medio litro. Aquí y ahora.

Bien merecida...
Bien merecida….

Tras la locura gastronómica me quedaban un par que pequeñas tachuelas antes de llegar al definitivo Col de Beyrede. Lançon y Ris, se llamaban. Pero la previsión de mi complicada digestión, sumado a la amenaza de tormenta, me permitieron obviarlas y dejarlas para otra ocasión.

Así pues, la decisión se tradujo en unos cómodos 18 km de falso llano en descenso por una carretera paralela a la principal, con parada obligatoria en Arreau. Bella localidad donde se unen los ríos Luchon y Neste, con un bonito parque canalizado donde poder introducir los pies y relajarlos en sus aguas.

Arreau, confluencia de ríos Neste y Louron.
Arreau, confluencia de ríos Neste y Louron.

No debía gastar mucho tiempo en ello, pero mereció la pena la breve parada. Desde aquí, aun quedarán 5 km, ya por la carretera principal, hasta la base de nuestro último puerto.

El desconocido Col de Beyredes comienza con un «órdago a grandes». Sus dos primeros kms no bajan del 10%. Avisado quedas. Durante los 5 km siguientes la cosa se normaliza. Y se disfruta. Por un asfalto que veces queda algo «desconchado» rodaremos entre sombras con plácidos porcentajes hasta llegar a un cruce que llega por nuestra derecha.

A partir de aquí, ponte serio, y haz todo lo que sepas. Nos esperan dos kilómetros con una media del 13% que se harán eternos. No te preocupes si tienes que echar pie a tierra y tumbarte en el césped junto a las granjas de Ruiseau para disfrutar de la batalla que estás librando. Yo lo hice.

Perdiendo una batalla, para ganar la guerra al Col de Beyredes.
Perdiendo una batalla, para ganar la guerra al Col de Beyredes.

Tranquilo que los últimos tres kilómetros la cosa «suaviza» al 8%, para regalarte un último kilómetro prácticamente llano.

En el col, una bonita zona de pasto junto a un albergue que bien merece una parada para retomar el aliento de este salvaje puerto que acabas de conquistar.

11km al 8% media, con puntos mantenidos del 13%.
11km al 8% media, con puntos mantenidos del 13%.

Ojo con el descenso. Casi cuatro kilómetros con desniveles que puntualmente llegan a la veintena porcentual. Con un asfalto completamente roto por momentos debido a los vehículos pesados de la industria maderera de la zona.

Nada que no se pueda salvar sobre la bici con precaución y sensatez. Y unas cubiertas que no estén muy gastadas…

La carretera termina en Payolle. Una bonita fuente a nuestra derecha nos invita a tomar agua. Y un cartel a nuestra izquierda nos invita a coronar el Col de Aspin por su vertiente más suave. Pero este ya es un viejo conocido que ya no motiva. ¿Tú lo has subido? Pues dale caña, si puedes. Que yo ya me retiro a mis aposentos.

Eres libre. Tú decides.
Eres libre. Tú decides.

Una vez en la furgo. Breve aseo en el arroyo y descanso de las piernas. Mi gran problema existencial consistía en decidir qué haría el día siguiente. Pero visitar Pirineos y no subir Tourmalet, podía considerarse como una infidelidad a estas montañas.

Decidido. Bajar en coche hasta Sant-Marie-de-Campan e ir subiendo hacia la estación invernal de La Mongie, para buscar un lugar donde cenar y pasar la noche.

No hizo falta iniciar el puerto. Justo antes de llegar al pueblo, una zona de aparcamiento para caravanas habilitado con mesas junto al río fue el lugar decidido para pasar la noche.

DÍA TERCERO.

Como el día anterior, no existió despertador. Esto hizo que hoy me despertase algo más tarde de lo esperado y luego me quedase remoloneando en la cama con vistas al desayuno y «mi» arroyo de hoy. Esa bonita sensación de tomarte tu tiempo para pensar en tus cosas sin que nadie me esperase, solo «monsieur» Tourmalet. De verdad, te animo a sentir esa sensación.

Todo preparado.
Todo preparado.

La idea del Tourmalet me agitaba. Me apetecía. Hacía buena mañana para atacar la cara norte del coloso con más historia de los Pirineos. Que no el más alto, ni el más bonito, ni el más duro. Pero sí, el que mayor respeto se merece de todos. Que se lo pregunten a Octave Lapize.

17 km de ascenso para salvar 1.300 metros de desnivel. Un inicio suave hasta la localidad de Gripp nos viene fenomenal para calentar las piernas y buscar con la mirada el paso que nos esperaba con paciencia en lo alto. El puerto como tal arranca a falta de 12 kilómetros aún para coronar.

Un asfalto perfecto y una peregrinación constante de cicloturistas que luchamos en busca del mismo objetivo.

Poco más adelante del paso de Artigues, una cascada y unas balizas para senderistas llaman la atención. ¿Subir el Tourmalet a pie? ¿Por qué no? Pero aún nos quedan 10 km en bici…

La vista puesta en las viseras, punto más duro del ascenso, pero también el que ofrece mejores perspectivas del valle. Lugar fichado para detenernos en el descenso. Ahora no es el momento de parar.

Rampas duras antes de entrar en La Mongie.

Vistas del valle antes de llegar a La Mongie
Vistas del valle antes de llegar a La Mongie

La cosa se torna seria, estamos en el punto álgido de los pasos por las galerías donde las medias se sitúan en torno al 9%, a falta de 5-6 km para coronar. Apretamos los dientes.

El paso por la estación invernal de La Mongie tampoco reduce los porcentajes. Veremos al demonio vestido de turista sentado en una de las múltiples terrazas con el sol en la cara tomando un templado café… Pero nuestra meta aún está a 4 km de aquí.

Tenemos por delante la parte más bonita del ascenso, donde el valle se abre, solo roto por las enormes columnas de los telesillas. El tema suaviza con poco descaro para terminar con un último kilómetro demoledor.

Col de Tourmalet, vertiente de Bareges.
Col de Tourmalet, vertiente de Bareges.

Habremos coronado cuando veamos la estatua a Lapize a 2115 m de altura. Aquel que llamó asesinos a los que se atrevieron a subir el Tour por estos lares allá por el año 1910.

El descanso lo realizaremos con vistas a cualquiera de las dos vertientes. Elijo la opuesta a la ascendida. De alguna manera me permite disfrutar por completo de este lugar.

Solo quedaba descender. Disfrutar de lo conseguido. De que había sido suficiente con estos días. De que tocaba volver a casa con la mente completamente sana. No tanto las piernas… Bici a la furgo y a disfrutar del ascenso del Aspin y el valle de Aure con la subida al tunel de Bielsa en la furgo. Todo es cuestión de actitud.

¿Te animas a viajar solo? Te merecerá la pena.

 

 

 

 

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